Microbiota Intestinal y su relación con algunas enfermedades

 La microbiota interviene todos los procesos fisiológicos del cuerpo humano. Las bacterias intestinales se han relacionado con diversas enfermedades mentales, y se ha observado que los pacientes con determinados trastornos psiquiátricos —como depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia y autismo— presentan alteraciones significativas en la composición de los microorganismos intestinales.

Los bebés adquieren la primera dosis de microbios al nacer.

Conoce la evolución de la microbiota


Depresión y microbiota intestinal

La depresión es una enfermedad sistémica, donde todos los sistemas están interrelacionados.

El eje cerebro-intestino estará alterado.

Si no se trata también ese desequilibrio intestinal, posiblemente no se logre la recuperación completa de la depresión.

No todas las depresiones son iguales, las hay más relacionadas con el sistema inmune o más disbióticas.

Un cerebro dañado puede dañar el sistema digestivo y si el sistema digestivo está dañado y no lo cuidamos, puede dañar nuestro cerebro.

Microbiota y síndrome del intestino irritable: ¿cómo se relacionan?

El síndrome del intestino irritable, abreviado como SII, hace referencia a un conjunto de síntomas de presentación conjunta que incluyen dolor repetido del abdomen y cambios en la evacuación de las heces (diarrea, estreñimiento o ambos). Cabe destacar que esta condición es muy diferente a la enfermedad intestinal inflamatoria (EII) y cursa sin señales evidentes de daño/enfermedad en el tracto digestivo. Los gases, la llenura y la distensión son síntomas que a menudo también se asocian a esta condición.

El síndrome del intestino irritable afecta al 10-25 % de la población general. Su mecanismo de aparición no está del todo claro, aunque se ha asociado a infecciones bacterianas previas, estados emocionales alterados e, incluso, a la composición y desbalance de la microbiota intestinal.

Síndrome del intestino irritable postinfeccioso

Pacientes con SII han experimentado un episodio infeccioso por algunas de las bacterias intestinales nocivas más comunes, como Salmonella, Campylobacter o Shigella. Hasta el 30% de las colitis infecciosas pueden desembocar en un cuadro de intestino irritable. Algunos factores de riesgo como la juventud, el género femenino y la duración de los síntomas pueden aumentar las probabilidades de que este cuadro se instaure con el tiempo.

Alteraciones en la cantidad de microbiota intestinal.

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado o SIBO (por sus siglas en inglés) se produce cuando hay un aumento anormal de la población bacteriana en el intestino delgado, sobre todo de las bacterias que no se encuentran de forma usual en ese entorno. Esta condición se ha asociado de manera variable al síndrome de intestino irritable, pues se presenta hasta en el 84% de los pacientes con SII. Además, varios de los síntomas son compartidos entre ambos cuadros clínicos, como la hinchazón abdominal, las flatulencias y el dolor de abdomen.

A la hora de desarrollar desequilibrios en la microbiota no solo hay que tener en cuenta la cantidad de microorganismos, sino también la composición de sus comunidades. Por ejemplo, fuentes ya citadas han descubierto que las personas con un SII de tipo diarreico tienen una menor representación de lactobacilos en comparación aquellas con SII y estreñimiento. También se han encontrado diferencias en los géneros bacterianos Coprococcus, Collinsella y Coprobacillus entre los pacientes con síndrome de intestino irritable y la población control.

Microbiota intestinal y COVID-19

Correlación entre la composición de la microbiota intestinal y los niveles de citocinas y marcadores inflamatorios en pacientes con COVID-19. Se ha sugerido que el microbioma intestinal interviene en la magnitud de la gravedad de la COVID-19 a través de la modulación de las respuestas inmunitarias del anfitrión. Es más, es posible que la disbiosis de la microbiota intestinal contribuya a la persistencia de los síntomas incluso después de la resolución de la enfermedad.

punto uno El microbioma intestinal produce neurotransmisores, que regulan la actividad cerebral.

Los neurotransmisores del sistema nervioso central están presentes en el tracto gastrointestinal, tienen efectos locales como la modulación de la motilidad, la secreción y la señalización celular intestinales.

punto dos Pueden sintetizar neurotransmisores; por ejemplo, los lactobacilos y las bifidobacterias producen ácido γ- aminobutírico (GABA), el microorganismo Escherichia coli produce serotonina y dopamina, y los lactilobacilos producen acetilcolina. Envían señales al cerebro a través del nervio vago.

 Los ácidos grasos de cadena corta (compuestos orgánicos)producidos en el ciego y el colon por la fermentación anaerobia de los carbohidratos de la dieta que sustentan a otras bacterias y se absorben rápidamente en el intestino grueso. intervienen en la función de los sistemas digestivo, inmunitario y nervioso central. Los más abundantes son el acetato, el butirato y el propionato y en ratones alivia la depresión.

Lasbacterias anaerobias gram positivas que fermentan las fibras alimentarias para producir ácidos grasos de cadena corta son bacterias de los géneros Faecalibacterium y Coprococcus con funciones inmunológicas importantes, relevancia clínica incluida la depresión.

 El triptófano es un aminoácido esencial que interviene en la síntesis de proteína = enzimas bacterianas (triptofanasas) moléculas neuroactivas con propiedades moduladoras del estado de ánimo, como serotonina, quinurenina e indol.

La deficiencia de triptófano agrava la depresión.

 El ácido láctico es un ácido orgánico derivado principalmente de la fermentación de las fibras alimentarias por parte de bacterias lácticas L. lactis, L. gasseri y L. reuteri), bifidobacterias y proteobacterias. Se absorbe en el torrente sanguíneo y puede atravesar la barrera hematoencefálica. Se metaboliza en glutamato, las neuronas lo utilizan como sustrato de energía. También contribuye a la plasticidad sináptica y activa el desarrollo de la memoria.

 Las bacterias intestinales —como los lactobacilos y las bifidobacterias— sintetizan vitaminas (vitaminas B y vitamina K) como parte de su metabolismo en el intestino grueso. Dependemos de la microbiota intestinal para la producción de vitaminas.

Su función abarca desde la homeostasis del balance energético hasta la producción de neurotransmisores.
El déficit de vitamina B9 (origen microbiano) se relaciona con la patología de la depresión.

¿Cómo mejorar la microbiota?

La dieta rica en fibra afecta específicamente a la microbiota intestinal. Las enzimas de la microbiota del colon son las únicas que pueden digerir y fermentar la fibra de la dieta.

La fermentación causa la liberación de ácidos grasos de cadena corta, lo que reduce el pH del colon. Este entorno con un alto grado de acidez determina el tipo de microbiota que va a sobrevivir. El pH más bajo limita el crecimiento de determinadas bacterias perjudiciales, como Clostridium difficile.

Los alimentos ricos en fibras como inulina, almidones, gomas, pectinas y fructooligosacáridos se conocen como "prebióticos" porque alimentan la microbiota beneficiosa.

El kéfir, el yogur con cultivos vivos, las verduras encurtidas, el té kombucha, el kimchi, el miso y el chucrut.

La microbiota intestinal se comunica con el sistema nervioso central a través de vías neuronales, endocrinas e inmunitarias, y de que, de este modo, controla la función cerebral. Algunos estudios han demostrado que la microbiota intestinal desempeña un papel importante en la regulación de la ansiedad, el estado de ánimo, la cognición y el dolor.

Síntomas y tratamiento para una microbiota alterada.

CONCLUSIÓN:

Pxs con episodios activos de depresión liposacárido de bacterias del género Bilophila y Alistipes, disminución de Anaerostipes y una desaparición absoluta de Dialister. Todas ellas son alteraciones que no aparecen en la fase de remisión del trastorno.

Un estudio publicado en Nature Microbiology y liderado por Valles-Colomer y su equipo destaca una reducción de dos géneros de bacterias (Coprococcus y Dialister) en la microbiota de las personas con depresión, excluyendo los efectos de los fármacos antidepresivos.

La bacteria Flavonifractor tiene valores más altos en pacientes con depresión mayor. También se observó una correlación positiva entre la calidad de vida del paciente y la habilidad de su microbiota para sintetizar la dopamina (también conocida como la hormona del placer).

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NUTRIOLOGA ANA DENA

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